sábado, noviembre 11, 2006






Henos aquí frente a una criatura extraordinaria, está era una escena común de hace unos 258 millones de años atrás, cuando estas bestias conocidas como Estemmenosuchus, se dirijían en manada a los remansos para calmar su sed, su aspecto es extrañísimo, verdaderamente sorprendente: en cuanto a tamaño diríanse grandes búfalos, pero con las patas más cortas y toscas y con una cola muy consistente, de reptil. Sin embargo es la cabeza la que llama más poderosamente la atención: varios cuernos despuntan directamente de su cara y de sus fosas nasales, casi como en una máscara de fantasía, y ello confiere a estos animales un aspecto verdaderamente insólito.

Estos Estemmenosuchus son formas arcaicas de terápsidos; pero ya muestran algunas novedades que se están desarrollando. La piel de los Estemmenosuchus, por ejemplo, ya no tiene escamas como la de los reptiles, sino que es bastante más lisa. Entre los fósiles de estos animales, junto con cráneos y huesos, se han encontrado tambien fragmentos de piel; y el examen a revelado incluso que en la parte interna hay rastros de numerosas glándulas. Por tanto una piel que trasuda, y que emana también olores. Y ya sabemos lo importante que son los olores para los mamíferos. Estos animales dan la sensación de que algo está a punto de cambiar en la historia de la vida.

En efecto, es de este arbusto de formas de donde está naciendo la transición hacia los mamíferos. Precisamente por esto los terápsidos han sido definidos como reptiles "mamellados" porque desarrollaron características típicas de los mamíferos.

Sumergirse para explorar la extraordinaria diversidad de la vida a lo largo de los eones, nos permite valorar aún más la riqueza que representan todas la formas de vida que actualmente habitan el planeta, todas sin excepción comparten antepasados que se remontan a cientos, miles y millones de años de evolución. Perder una especie, representa perder todo ese tiempo de evolución, que dió origen a la vasta diversidad existente en la actualidad. Ello debe hacernos concientes y nos hace responsables, de ahí la tarea que nos permita equilibrar nuestros estilos de vida y desarrollo, sin menoscabo del patrimonio natural.

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