domingo, marzo 26, 2006

Ecología y cambio climático global



En el número 81 de la revista "ciencias" enero-marzo de 2006 podemos encontrar un excelente artículo de Omar Raúl Masera, investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM, Campus Morelia, bajo el título "La ecología global desde la perspectiva del cambio climático" Raúl Masera ofrece un ensayo bastante completo.


Llenos de nuevos conceptos en el ideario científico ambiental que han permeado el lenguaje político y ahora incluso el bagaje popular es más que común escuchar palabras como servicios ecológicos, manejo sustentable, cambio climático, actividad antrópica, y otros más que para adornar un discurso, ensalsar un proyecto o permear una charla como de nivel y seria, las más de las veces quienes las utilizan ni siquiera tienen una idea clara de las mismas, pero esto quedaría mejor en mi blog dedicado a la comunicación de la ciencia, asi que me concentro en el comentario sobre el contenido del artículo.


El autor hace énfasis en que, si bien el tema esta bastante manoseado, el cambio climático global es considerado por las Naciones Unidas, como el problema ambiental más grave que enfrentará el planeta en el siglo XXI. Ante la magnitud del crecimiento poblacional humano en el planeta, nos recuerda como Vitousek y otros ecólogos hablan de una dominación humana del globo terráqueo, supuesto nada halagador y que lejos de demostrar la "superioridad" humana, debería constituirse más bien en una enérgica llamada de atención para todos.


Con datos y cifras precisas nos hace conscientes de que, en términos globales, los seres humanos hemos transformado o degradado entre treinta y nueve y cincuenta por ciento de la superficie del planeta, la velocidad de extinción de especies aumentó entre cien y mil veces respecto a los valores previos a nuestra presencia en la tierra, utilizamos el sesenta por ciento del escurrimiento superficial de agua dulce accesible y hemos aumentado la concentración de dióxido de carbono (CO2) en treinta por ciento respecto a los niveles preindustriales.


Es muy valioso el análisis que hace respecto a los aspectos sociales que profundizan las desigualdades tanto al interior de los países como entre éstos. Un ciudadano promedio de los Estados Unidos consume en promedio entre cuarenta y doscientas veces más recursos que su equivalente en la India; los miembros de los estratos acomodados de México consumen varias decenas de veces más que los estratos más pobres; África en su conjunto tiene ahora niveles de pobreza e indicadores de desarrollo económico y social más bajos que hace treinta años.


Con cifras duras y crudas el autor nos sacude en un llamado a la cordura y a demostrar que el conocimiento no servirá de nada si no es puesto en marcha, interiorizado y aplicado, globalmente cada año se emiten a la atmósfera más de once mil millones de toneladas de carbono -11 gigatoneladas de carbono o GtonC- equivalentes de gases de efecto invernadero (GEI). Las emisiones globales de dióxido de carbono alcanzan aproximadamente 7.4 GtonC por año, 6.4 por la producción de energía y una por la deforestación.


Nuestro país no está al margen de esta debacle, México contribuye cada año con 188 toneladas de C equivalente, cerca del dos por ciento de las emisiones mundiales. De seguir las tendencias actuales, las emisiones del país podrían aumentar cincuenta por ciento para el año 2010, lo cual puede ocasionar grandes sequías y reducción en la superficie apta para el cultivo. Aumentarían los riesgos de inundaciones y se producirían cambios en la distribución geográfica de más de la mitad de los bosques. Se estima que habría una gran inestabilidad para la vida silvestre, reorganizaciones en los ecosistemas con el surgimiento de nuevos predadores y parásitos, y varias especies deberán convivir en territorios mucho menores a los actuales.


Con toda la capacidad técnica, académica, social, política y empresarial hoy es más urgente que nunca impulsar el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) que promueve el protocolo de Kyoto, dicho MDL permite la colaboración entre países en vías de desarrollo y los industrializados en la reducción de emisiones. Se hace evidente tambien que los países en vías de desarrollo necesitan otros paradigmas para alcanzar niveles de vida aceptables para el conjunto de su población, partiendo de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, para ello habrá que ejecutar acciones que sigan una lógica de largo plazo, lo cual encaja cada vez menos en las limitadas agendas y urgencias políticas de cada cuatrienio o sexenio.


Un nicho de acción importante es el enfocado al sector forestal para conservar los bosques existentes y aumentar la densidad de biomasa de los actuales sistemas de uso del suelo. En México estamos perdiendo 670 mil hectáreas cada año. Cada hectárea de selva convertida en potrero lleva asociada una pérdida de entre cien y doscientas toneladas de carbono en los primeros cinco años. Recuperarlo implica plantar entre treinta y setenta hectáreas de bosque. La segunda alternativa significa la reforestación de áreas degradadas, el establecimiento de plantaciones comerciales -para obtener madera, papel o energía- y el impulso a los sistemas agroforestales.


Entra en juego aquí el pago por servicios ambientales (PSA), que sin embargo puede ser suceptible de un manejo inadecuado tal como ha venido ocurriendo en Costa Rica, en donde grandes empresas invierten en bosques para garantizarse el PSA pero lucrando con ello.


El futuro de la Tierra tal como la conocemos está estrechamente ligado a las decisiones que en este siglo tomemos. La sustentabilidad del globo terráqueo depende de la adecuada articulación de las decisiones de miles de millones de habitantes -los cuales viven mundos social, cultural y ambientalmente muy distintos- desde sus ámbitos locales hasta los niveles nacionales, internacional y global. Tendremos que aprender a trabajar en la unidad de la diversidad.


ARTÍCULO: "La ecología global desde la perspectiva del cambio climático" Revista ciencias / Facultad de Ciencias UNAM Número 81 enero marzo 2006 / AUTOR: Omar Raúl Masera, Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM. Campus Morelia.

No hay comentarios.: